POEMA LXXV
(Dueto entre Gustavo Adolfo Bécquer
e Ingrid Zetterberg
¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?
Si, es verdad caro amigo hospitalario,
que me has dado cabida entre tus versos
el alma escapa hacia lo espiritual
al rozarnos morfeo.
¿Será verdad que, huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna el tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?
Sé que es cierto, mi poeta admirado,
nuestro espíritu en un celeste vuelo
asciende hacia las regiones secretas
cruzando los luceros.
¿Y allí, desnudo de la humana forma;
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?
Despojados de nuestra humanidad
mi visionario bardo de otros tiempos,
aún rota la copa de mosaicos
habitamos lo etéreo.
¿Y ríe y llora, aborrece y ama,
y guarda un rastro de dolor y gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?
Mas no creo que en ese astral estado
odie a nadie, sino que en gozo envuelto
el espíritu en paz se regocije
en el cosmos eterno.
¡Yo no sé si ese mundo de visiones
vive fuera o va dentro de nosotros;
pero sé que conozco a muchas gentes
a quienes no conozco!
No son visiones vate, son vivencias
allá en lo lejano, fuera del cuerpo,
y todos somos parte de la luz
y nos pertenecemos.
INGRID ZETTERBERG - GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
De mi poemario
"A la sombra del ñandubay"
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