A MI NIETO ADRIAN
Voz de sueño,
susurro de niño
que me duele
hasta el alma.
Guardo cual un tesoro
tu tierna alcancía,
repleta de peniques.
Y tu dibujo de acuarelas
de tu blanca perrita
en mi gastada añoranza.
Adrián, nieto amado,
tu nombre que es tan mío,
lleva repique de campanas
por tu ausencia.
Haz cumplido ocho años,
fue en Diciembre
y no te he abrazado.
¿Hasta cuándo la distancia
nos hará esta burla cansada?
Hasta que vuelvas un día,
mis lágrimas perseguirán tus manos,
tu voz lejana,
tu frágil vida.
Tu inocente mirada
martillará mis horas,
otoño sin esperanza,
hojas que fugan en el tiempo
sin alcanzar tu alma.
¿Hacia dónde van tus pisadas,
pequeño mío,
dulce cantar
que se perdió en mi estancia?
Te extraño;
ya el viento sopla
los años que me restan.
Entre tu nombre y el mío
no existe más dolor,
no existe el olvido;
porque ya se acerca tu voz,
ya regresas a mi vera
razón de mi existencia,
y traerás entre tus tiernas manos
rosas blancas para mi tristeza.
Dedicado a mi amado nietecito Adrian
cuando tenía 8 años de edad. (Actualmente
ya tiene 15 años)
De mi Libro
"Por los bosques del silencio"
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