TU MORADA
Mi vida, mi dolor,
¡Cuánto me laceran
los setos olvidados!
Tus quebradas losetas
ya son un recuerdo
atado sin piedad
a tu ausencia.
Si las casas hablaran,
la tuya diría
que le faltan tus manos.
Tus farolas
ya no alumbran
la creciente soledad.
Todo descansa en la bruma.
El número veintitrés
permanece tallado en azul
emulando tu lozana sencillez.
¡Ya todos se han ido!
sólo quien te ama
cual un apéndice de tu ser
no dejará tu nombre en olvido.
Ha llegado la noche
y he auscultado el silencio,
ya tu morada duerme en mi pecho.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
Camilo Sesto
en recuerdo de aquel día que visité
su casa en Torrelodones, Madrid,
en Abril del 2,022.
De mi poemario
"Nuestro huerto de música y versos"
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