jueves, 27 de abril de 2023

El libro que me abrió una herida


EL LIBRO QUE ME ABRIÓ UNA HERIDA

Te llevo en la sangre
y en el agua de mi alma,
libro amado,
que nunca te irás de mí.

Me siento oscura en esta hora
en que no puedo extenderme en el viento
para descifrarte.

Me bebí mis propias lágrimas
al leerte una y otra vez;
al deslizarme por tus amarillentas páginas.

Alguna que otra letra
devorada por las polillas
no impedían
la lectura con fruición.

Te amé desde el primer día
hasta hoy en que ya no te tengo.
Te busco en mis anaqueles
pero ya no estás con tu lenguaje puro y blanco
como aquel burrito de algodón.

Estoy hablando de ti: "Platero y yo",
que he paseado contigo
por la ciudad de Moguer.
Un trozo de mi alma
iba prendido
a las violetas y las flores malvas
del camino,
mientras recorría tus letras.

La mano prodigiosa que te escribió
dejó una lacerante huella
en mi ser, cuando narró
sobre la mirada lánguida
de aquel perrito enfermo de rabia
que fue sacrificado.

Juan Ramón Jiménez,
portento de escritor laureado,
que supo tocar mi sensible corazón.

Platero, ¿verdad que desde aquel árbol
debajo del cual te enterraron,
aún me abriga tu sombra?
¡Ah, mi Platero de cartón!

INGRID ZETTERBERG

(Por el día del Libro)

De mi poemario
"Nuestro huerto de música y versos"

Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112
 

lunes, 10 de abril de 2023

¡Al fin el descanso!


¡AL FIN EL DESCANSO!

¿A dónde van los muertos?
No, no van, se quedan,
y lavan sus pasos
de ayeres inconclusos
en las aguas del tiempo.

Se quedan, porque aman,
y los alumbra
un sol más grande que el nuestro.

Nos traen mensajes
desde lejos,
son almas eternas.

De pronto depositan un beso de lágrimas
en nuestras manos.
Saben de lo ignoto,
de lo profundo y de lo arcano.

Sienten en el halo de su ser
lo que tú sientes.

¿A dónde van los muertos?
¿Qué muertos?
si todo vibra, todo vive y canta
en el vasto universo.

Todo se mece en un amplio vergel
de inocentes azucenas,
es un cantar sereno la vida,
y traspasa las murallas
de la mal llamada "muerte".

Aquellos que ya están de ida
nos hablan telepáticamente,
son sabios, son maestros...
Ya cruzaron la frontera
y descansan en aguas cristalinas.

Allá no existe el tiempo ni la edad.
El cuerpo se hace polvo
y los huesos son pura sal.
Mas el alma habita nuevos campos,
entre flores plateadas,
¡Al fin hallan descanso
de este valle de mal !

INGRID ZETTERBERG

De mi poemario
"Nuestro huerto de música y versos"

Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112 

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