

(Aquí estoy en la casa de mi amado Camilo,
en Torrelodones, Madrid)
¡OH, MADRE PATRIA!
España mía
ya te quedaste lejos
con la casita de mi amado
y su farola blanca,
un sueño dulce
que no esperaba;
que me vino como un cuento.
España del alma,
mi segunda casa
con sus lluvias torrenciales
de San Sebastián;
y sus heladas
traspasando mis huesos.
Oh madre patria,
¡cuánto te amo en mi nostalgia!
árboles floridos que llegué a amar,
en la incipiente primavera
empezaban a brotar;
rosados capullos
que rociaron mi cabeza
no volveré a verlos quizás.
España,
te llevaré conmigo por siempre
y las losetas viejas
de la casa de mi amor
se dibujan en mi mente
junto a los niños de piedra
abrazados en su jardín,
eternamente.
Mi hija amada,
mi Claudia,
se quedó allá
en la tibieza de su hogar.
Su balcón ostentaba geranios
y la palmera azotada por el viento
que plantó mi nieto Adrián,
la acaricio en mi recuerdo.
España, siempre te llevaré por dentro,
tu verdor,
tus casitas solariegas entre los cerros
y en el balneario de Ondarreta
tu mar sereno
cual un susurro me llamará
recorriendo apacible mis senderos.
INGRID ZETTERBERG
De mi poemario
"Esperanza de vida nueva"
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